domingo, 11 de octubre de 2020

La alimentación solar o "Sungazing"

Tomar el sol es saludable, pero dejar de comer pensando que el sol nos proporcionará todos los nutrientes que necesitamos es peligroso y absurdo. Aunque nos fijemos en que otros seres vivos (como las plantas) que se alimentan de luz solar (entre otras cosas, como nutrientes del suelo) nosotros no contamos con los cloroplastos ni la clorofila que las plantas contienen. Los humanos, junto con el resto de animales, somos heterótrofos, es decir, somos incapaces de producir materia orgánica a partir de inorgánica. Aún así, hay una "dieta" que lo propone: Sugazing, la dieta de la alimentación solar. 
El deseo de adelgazar rápidamente y sin esfuerzo es muy común entre las personas, por ello el listado de dietas milagro no ha dejado de crecer y crecer en los últimos años. Algunos ejemplos son el método Atkis, Dukan, Perricone... y aunque todos son muy diferentes entre sí, todas tienen algo en común: prometen mucha pérdida de peso en muy poco tiempo. La alimentación solar es una de ellas y como su propio nombre indica, se trata de dejar de comer para alimentarse del sol. 
El sungazing es una forma de vida que se basa en la observación del sol. Es una terapia que defiende que al mirar al sol el cuerpo recibe energía del "astro rey", una energía capaz de aportar bienestar y curar enfermedades. Los seguidores de esta práctica "observan" al sol al amanecer y al anochecer para que no resulte perjudicial para sus ojos, y además lo hacen de forma progresiva para poder acostumbrar a sus ojos. 
El gurú de esta forma de vida es Hira Ratan Manek, un indio de 79 años que asegura que la energía que le proporciona el sol le permite vivir sin la necesidad de comer, ya que según él, el sol le aporta todos los ingredientes necesarios. De hecho, asegura que lleva más de 10 años sin consumir nada más que líquidos. "No hay hambre, no hay deseo de comer, el cuerpo tiene un mecanismo para recibir la energía solar y transformarla en cualquier energía que necesitemos" asegura Manek.
En realidad, esta práctica es errónea y no tiene ningún fundamento, ya que aunque queramos, no disponemos de clorofila como las plantas, por lo que somos incapaces de alimentarnos del sol. De hecho, es un caso muy conocido el de una mujer suiza de 50 años que falleció por muerte por hambre por haber estado varios días sin comer ni beber. Y este no es un caso aislado, pues se han dado muchos casos en otros países como Alemania, Australia y Reino Unido.
A pesar de todo, el sol sí que es muy beneficioso para la salud. Tomar el sol (con la adecuada protección) ayuda a producir vitamina D en la piel, lo cual es fundamental para la piel, los huesos y el sistema inmunitario, por lo que hay que seguir tomando el sol, aunque sin dejar de comer ni beber. 

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